El Evangelio: Una Expresión de Salvación y Esperanza
El evangelio, que literalmente significa “buenas nuevas”, se centra en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Según el evangelio de Juan, Dios envió a su Hijo al mundo no para condenarlo, sino para salvarlo (Juan 3:16-17). Jesús vino para buscar y salvar a los perdidos, para ofrecer esperanza y vida eterna a aquellos que creen en él (Lucas 19:10).
Esta salvación se logra a través de la muerte de Jesús en la cruz. Según Romanos 5:8, “Dios demostró su amor por nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Su sacrificio expiatorio proporciona redención y justificación, ofreciendo reconciliación con Dios a aquellos que aceptan su regalo de gracia (Efesios 2:8-9).
La resurrección de Jesús de entre los muertos es también una parte fundamental del evangelio. Según 1 Corintios 15:14, “si Cristo no ha sido resucitado, entonces nuestra predicación es en vano y su fe es en vano”. La resurrección de Jesús confirma su divinidad y asegura nuestra esperanza de vida eterna.
Pero el evangelio no es simplemente un mensaje para aceptar y luego olvidar. Es una llamada a la transformación, a vivir una vida que refleje el amor y el carácter de Cristo. Según Efesios 4:22-24, estamos llamados a “deshacernos de la vieja naturaleza con sus prácticas y… a revestirnos de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios en verdadera justicia y santidad”.
El evangelio, entonces, es un mensaje de salvación y esperanza, una invitación a la transformación y una llamada al amor. Es, en resumen, la historia más hermosa jamás contada. Y esta historia, respaldada por la autoridad de las Escrituras, continúa cambiando vidas y dando forma a la historia. Como cristianos, estamos llamados a compartir estas buenas nuevas con el mundo, a vivir el evangelio en nuestras propias vidas y a invitar a otros a experimentar el amor transformador de Dios.
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